La verdad es que la Ribeira Sacra es un lugar increíble si buscamos paisajes y rincones escondidos. Gracias a mi amiga Mercedes visite parte de la misma, y me llevó a algunos de los miradores desde los que disfrutar las preciosas vistas del cañón. Por razones de tiempo, solo pudimos visitar 3 de los 27 miradores existentes, entre el Miño y el Sil.
El primer mirador que visitamos es el mirador de Cabezoa.
Este mirador es una plataforma suspendida a unos 600 metro de altura sobre el rio. No apto para gente con vértigo, aunque la estructura se conserva bastante bien.
Como curiosidad, deciros que una parte de esta panorámica ya ha salido en el blog, a ver si sois capaces de localizarla.
De este punto nos fuimos al siguiente mirador, el que está sobre el monasterio de Santa Cristina. En este caso también nos encontramos unas estructuras a las que acceder para tener un mejor punto de vista, pero he de reconocer que si hace viento eso se mueve demasiado para mi gusto.
Si las alturas no son lo vuestro, mejor tomar la imagen desde la base de la estructura, que la toma será parecida.
En este punto tenemos a un paisano que parece que no se aburre de mirar la curva del río.
Finalmente, al anochecer, fuimos a los Balcones de Madrid, dos miradores, uno junto al otro, desde donde se supone tenemos las mejores vistas del Sil. El nombre viene por que los orensanos que tenían que viajar por trabajo a Madrid, en una época en la que Madrid estaba a varios días de viaje y que, en muchos casos, tardaban años en regresar o nunca lo hacían, venían aquí a despedirse de su tierra.
Bueno, 3 de 27, creo que tendré que subir a Galicia un par de veces más para verlos todos… que sacrificado soy algunas veces.
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