Posiblemente la mayor ayuda al enfoque que se puede tener en la fotografía macro, muy por encima de la posibilidad de ver las cosas por la pantalla, es un plato micrométrico, el tercer punto a tener en cuenta tras el trípode y la rótula.

Los hay de diversas marcas, incluso caseros, pero todos tienen algo en común, la posibilidad de desplazar el conjunto cámara lente fracciones de milímetro para ajustar el enfoque al máximo. Una vuelta entera del anillo de enfoque nos da casi para recorrer todo el rango de enfoque de una lente, mientras que una vuelta completa en el plato no llega a avanzar un milímetro, de manera que, dejando el enfoque fijo, podemos realizar esos ajustes que de otra manera nos podrían volver loco. Como apunte: si al mismo tiempo usamos el zoom digital en la pantalla algunos enfoques complejos pueden convertirse en un juego de niños.

El plato tiene un funcionamiento muy simple y podríamos dividirlo en 6 partes:

Tuerca de enganche, donde enroscaremos la cámara. Esta se desplaza a lo largo del plato para poder colocar la cámara en el punto que queramos.

Rosca de enganche, donde enroscaremos la zapata de la rótula.

Tuerca de bloqueo, no la tienen todas. Es una tuerca que bloquea totalmente el sistema de desplazamiento.

Palanca de ajuste rápido. No siempre el plato está a la altura que necesitamos, suele estar a la altura del último uso. Apretando la palanca se desacopla la rosca y podemos moverla libremente para ahorrar tiempo y no tener que ir milímetro a milímetro.

Tuerca sin fin, con agarraderas en ambos extremos para desplazar la base desde el extremo que nos sea más sencillo.

Regla milimétrica, tampoco la tienen todas. Está en un lateral y nos sirve sobre todo cuando queremos aplicar una técnica denominada apilamiento, ir aplicando la variación de distancia que necesitamos (aunque mucha gente piensa que los apilados se realizan moviendo el enfoque, realmente se realizan desplazando la cámara).

Como apuntes extra:

  1. Las lentes macro de focal larga, como un 180 mm o un 200 mm, suelen traer un anillo de sujeción para poner la zapata de la rótula. Si usamos una cámara con empuñadura (ya sea propia o integrada) es posible que al colocar el plato este golpee con la empuñadura. En este caso tenemos dos posibilidades: la primera es no usar el anillo y poner la zapata en el cuerpo de la cámara, lo que provocará que el peso no esté centrado. Por otro lado, si somos manitas, podemos colocar un taco que eleve el conjunto lente-cámara y permita el uso.
  2. Usar dos platos al mismo tiempo. Muchas veces, al colocar la cámara, nos queda ligeramente desplazada, y no siempre es posible mover el trípode ligeramente a un lado (al intentarlo lo normal es moverlo al menos un centímetro,  demasiado para el mundo macro), o que si simplemente giramos la rótula del trípode, cambie el plano de enfoque. En ese caso podremos desplazar en todas las direcciones del plano horizontal con precisión milimétrica.
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