Una de las cosas que de primeras cuesta entender en la fotografía es el balance de blancos, temperatura de color o color de la luz. Cuando tenemos una luz claramente teñida es relativamente intuitivo que la luz no es blanca, pero ante una bombilla por ejemplo, muchas veces tomamos por luz blanca la que no es, dado que el ojo humano es capaz de realizar cierta compensación, cierto balance de blancos.
La mejor explicación para recordar como evoluciona la luz es la que escuché a Jose B. Ruiz, en su curso un año de fotografía, comparándolo con un hierro calentado. Para hacerlo un poco más gráfico, fijémonos en la siguiente imagen de la wikipedia:
Aunque los kelvin de esta escala no son grados (no confundir con grados kelvin), y no se relaciona con las temperaturas reales del hierro como como se puede entender por el simil (en color de luz, blanco es 5500K, mientras que el hierro es blanco a partir de los 1500ºK), siguen un patrón a la variación de color de los metales según se calientan (no se si puede ser equivalente a algún otro metal pues no encuentro tablas). Al igual que le hierro, o las estrellas (en cuya escala tampoco encuentro equivalencias), el color iría del extremo donde calentamos una barra de hierro (en el ejemplo, a la derecha), donde tendríamos la mayor temperatura, nos encontramos con el azul, y va descendiendo la escala a la parte menos caliente (no me atrevería a decir fría en el hierro) donde tenemos tonalidades rojas.
La primera curiosidad al respecto es que no se corresponde directamente con las tonalidades del espectro visible, tomemos la referencia de esta otra imagen de la wikipedia:
Como podéis ver, aunque invertida y eliminando el violeta, la escala es casi idéntica, pero en vez de luz verde, tenemos luz blanca.
Bueno, pues las cámaras no son, en cierto modo, capaces de compensar automáticamente esa diferencia, y por eso necesitamos el balance de blancos (digo en cierto modo por que este paso está automatizado en la actualidad).
Si se trabaja con carrete, es decir, fotografía química, la temperatura de color viene definido por el carrete. Esa es una de las razones por las que en esa época se usaban tantos filtros de colores, si no tenias puesto el carrete correcto (pasabas de interior con luz artificial a exterior con luz solar durante una boda por ejemplo) tenias que compensar el cambio de color poniendo un filtro con el color complementario.
La fotografía digital es similar, solo que, afortunadamente, el balance de blancos se realiza en la cámara o, si disparamos en RAW, durante el procesado. Hay que decir que las cámaras actuales suelen calcular este valor con bastante exactitud, y si disparamos en RAW podemos ajustarlo posteriormente en el ordenador sin problema alguno. Es decir, si solamente tienes curiosidad, puedes dejar de leer en este punto.
¿Sigues? Bien, juguemos con la luz. El ejemplo más espectacular es la coloración de fondos. El mejor ejemplo lo tenéis en la página 12 de este PDF, Jose B. Ruiz tiñe el cielo entero de otro color mediante flashes, poniendo un filtro de color en el flash y luego cambiando el balance de blancos en la cámara para que esa luz “sea blanca”. En este caso, en una de las imágenes ilumina el motivo central con un flash con un filtro anaranjado, y al compensar par hacer esa luz blanca, tiñe todo el cielo.
Otro uso es la compensación en interiores. Entramos en una habitación con lámparas que dan cierto tinte a la luz, si ponemos al flash un filtro del mismo color, podremos cambiar el balance para que parezca que todo está iluminado con luz blanca.
La base de la fotografía es el dominio de la luz, y la temperatura de la luz es una de las asignaturas que tenemos que cursar para entenderla. En cuanto saque un rato preparo unos ejemplos prácticos.
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