Una de las cosas que no deberías perderte si estas en el Algarve y visitáis lagos es ver sus acantilados… desde el mar.
Lo primero y más importante, mientras que no haga un mal día con la mar picada (en ese caso no si si saldrían), no hay que preocuparse por la cámara, es un paseo seguro. Eso si, hay que estar atentos a posibles salpicaduras.
Tenemos varias opciones, por las calles encontraremos algunos packs con salida en barco a ver delfines, tras lo que se acercan a la costa y en embarcaciones más pequeñas se sale a ver los acantilados. Son caros (algo más de 50€ por persona) y solo salen a determinadas horas.
Como plan B, y si tenemos una cámara sumergible, podemos salir en piragua, en grupos preparados. Esto nos permite acercarnos mucho más, pero tendremos que estar pendientes de remar y hacer fotos al mismo tiempo.
La opción que usé yo fue la barca. En la salida del puerto puedes contratar un paseo en barca por poco más de 12 euros, no hay que reservar y, a no ser que tengamos la mala suerte de ir un día de mucho turismo, no hay que esperar más de 15 minutos en el peor de los casos.
El primer aviso es que debemos recordar que estamos saliendo al mar, es decir, hay más cosas a parte de los acantilados, como, por ejemplo, gaviotas. Si estamos atentos es posible que nos llevemos algún extra a casa.
Al poco de salir ya empezamos a navegar entre el acantilado y los restos que ha dejado aislado la fuerza del mar.
Nos pasan incluso por los arcos naturales que se han formado.
Incluso entrar en alguna cueva, donde deberemos tener cuidado, pues muchas tienen la parte superior abierta y si algún ave se asusta puede arrojar piedras al interior.
El único momento en el que tenemos que prestar un poco más de atención es cuando rebasemos el cabo, pues las olas aumentarán de tamaño considerablemente.
A parte de eso, ir con las tarjetas vacías, que da para muchísimas fotos.
Espero que disfrutéis de las fotos.
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