Hay un lugar que he visto muchas veces desde la distancia, pero por una razón u otra nunca había subido: Cueva Valiente.

Es la cumbre más a la derecha, nada del otro jueves, poco más que un simple cerro de 1903 metros de altura, unos 500 metros por encima de la cercana localidad de San Rafael (desde donde salen varias rutas para su ascensión). Como en la imagen anterior, las tomas las suelo hacer desde Cabeza Lijar.

Incluso en la panorámica 360º que tengo desde el mirador de Cabeza Lijar sale:

Decidí subir con unos amigos, y, para ponérselo fácil, los acerqué lo más posible. Para ello tomé la carretera (o lo que queda de ella) que une el Alto del León y la localidad de Peguerinos, aparcando en collado Hermoso.

Veamos el 1:50.000 de la zona:

Veamos la ruta superpuesta:

Como puede verse es una ruta muy sencilla, no llega a 3 Km, vamos, que si llegas pronto bajas a comer a Madrid. Como siempre que voy a un lugar que nunca he ido, por tonta que sea la salida, reviso la zona, compro los planos topográficos, reviso mediante google maps y sigpac. Incluso hago “mapas del tesoro” para jugar un poco y memorizar tanto la ruta como la zona. En la actualidad también suele venir bien revisar wikiloc, o buenos blogs de montañismo, como losk2delaskumbres, en las que no solo te muestran la ruta, si no que referencian el paisaje que vemos en las fotografías, lo que nos ayuda a localizarnos sobre el terreno.

Pero se me juntaron dos cosas: niebla y exceso de confianza.

Y por culpa de eso, me equivoqué en una curva.

Como siempre, salí con un plano en papel de la zona (el que veis en la imagen), brújula, un móvil para ir mirando la ruta, otro apagado por si pasa algo (y tener batería) y un GPS de verdad.

A pesar de tener niebla (no densa, pero si suficiente para no ver a 50 metros y perder las referencias), nos ponemos en marcha. A medio camino el GPS del móvil empieza a hacer cosas raras (empezar a cargarme mal los mapas), por lo que enciendo el GPS bueno, pongo como destino las coordenadas del refugio de Cueva Valiente (como punto de ruta, si, debería usar la ruta completa) y continuamos la marcha por un sendero medio cubierto de nieve con marcas de pisadas de mucha gente, incluso voy pendiente de seguir los hitos (montones de piedras) que van marcando la senda. Pero llegamos a la curva.

Imagen tomada de Sigpac

Como se puede ver en la imagen, en esa curva se unen dos senderos, es decir, hay cuatro opciones. Si revisáis el plano general veréis que tengo un sendero que va en línea recta a mi destino, con huellas de uso recientes y otro que parece que sube al cerro sin nombre (si, que yo sepa, no tiene nombre, aparece sin nombre en toda la documentación que revisé antes de la salida y tan solo vi una referencia como cerro valiente en un viejo plano militar, pero el resto de documentación lo denominan como el cerro sin nombre). Me confié y decidir seguir recto (ruta azul). Dado que seguía teniendo las referencias del sendero, que estaba en la ladera correcta y que no descendía, no me preocupé mucho. Al estar la zona cubierta de nieve no se veía qué sendero era el más frecuentado. El sendero elegido también tenía hitos de señalización, no me preguntéis por que la única foto de hito se me ocurrió hacerla justo en esta zona.

Al poco, otros montañeros se cruzan con nosotros, ellos por el sendero superior, el correcto, y nos avisaron para corregirlo. El tramo rojo es la ruta tradicional, el azul el secundario y el amarillo punteado lo que habríamos andado si no nos hubiesen dicho nada. Como se puede ver, mi error no fue muy grande, sabía hacia donde tenía que moverme y al final hubiera llegado correctamente a mi destino (es decir, realmente no me perdí, si no que seguí un sendero secundario al mismo punto en vez del principal).

Pero igual que yo me he despistado, otra persona con experiencia, tanto en campo como en orientación, puede desorientarse ligeramente (solamente me desvié unas decenas de metros) . Pero una cosa es desorientarse en la zona que yo estaba, baja montaña, sin grandes barrancos, siguiendo una senda marcada y, en el peor de los casos, darse un paseo más largo (también tenía la predicción y sabía que despejaría), y otra cosa es cometer el mismo error en otras zonas.

Esto mismo le pasa a alguien experimentado en una zona como Peñalara y los resultados pueden ser mortales. En un páramo sin referencias, nevado y con niebla densa, perderse es extremadamente sencillo si no vamos correctamente preparados (incluso estándolo).

Es algo que repito siempre, la sierra de Guadarrama, que parece como un jardín de juegos, algo muy a mano, tanto de Madrid como de Segovia o Ávila, que no tiene la altura ni la complejidad de los grades macizos, puede convertirse en una ratonera y darnos un buen susto, o, incluso matarnos (y no es tontería, casi todos los años muere alguien en la sierra) si el tiempo cambia y nos pilla desprevenidos. O que un accidente leve, como un tobillo torcido, se convierta en toda una odisea.

Algunos consejos:

  • El primero y más básico: no ir solo a la montaña, mejor si vamos varios, tres o cuatro, por lo que pueda pasar. No solo en invierno, se puede ir solo, alejarse del camino por unas ganas urgentes de hacer aguas, torcerte el tobillo y ya se ha liado.
  • Federarse: por un lado, con la federación nos cubrirá el seguro de montaña, por otro lado, podremos unirnos a las actividades que los clubs organizan.
  • Contratar un guía. Es algo a lo que no estamos acostumbrados por estas latitudes, pero salir en una actividad organizada con guía es mucho más seguro. Casi todos los accidentes ocurren saliendo sin guía.
  • Ser conscientes de nuestras limitaciones. En muchos casos hay accidentes por que la gente cree que puede más de lo que realmente es capaz.
  • Planificar la ruta: nada peor que no saber donde vamos. Esta entrada es un ejemplo que incluso planeándola se pueden cometer errores.
  • Llevar el material apropiado. Hay que medir lo que necesitamos y lo que podemos cargar. Llevar pocas cosas puede ser un problema, pero llevar demasiado puede lesionarnos.
  • Llevar la ropa adecuada al tiempo que va a hacer, en invierno para protegerse del frío y en verano del sol. Cream protectora y gafas de sol suelen venir bien.
  • Agua, revisar si en la ruta que hacemos y en esa época del año tenemos fuentes disponibles y siempre llevar agua de sobra.
  • Llevar comida energética, como chocolate y/o frutos secos.
  • Móvil, y baterías. En invierno llevar el móvil cerca del cuerpo para evitar que la batería se descargue. Si es posible, llevar batería de repuesto.
  • GPS, a ser posible de verdad y no el del móvil.
  • Mapa y brújula de la zona, las baterías se descargan.
  • Realizar cursos de orientación, de nada sirve llevar  material si no se sabe usar. Y, esta misma entrada es un ejemplo de que saber manejarlo no lo es todo, pero, al menos, en caso de necesidad, poder encender el GPS y dar las coordenadas facilita el trabajo.
  • Si se sube a zona de nieve o a escalar, realizar cursos para asegurarse de que se domina el manejo del material.
  • Estudiar la zona, no saber que nos espera tras cada recodo no es bueno, y es la manera perfecta de perderse o meterse en una ratonera.
  • Tener a mano los teléfonos de emergencia, no solo el 112, también recordar otro muy importante: 900 181 628. Este es el número de los agentes forestales (este es el número de los agentes de la Comunidad de Madrid).

Desde APAF-Madrid se aconseja grabar en el móvil el teléfono de la Emisora del Cuerpo de Agentes Forestales: 900 181 628, ya que desgraciadamente es frecuente que desde el 112 no se avise a los Agentes Forestales como consecuencia de no estar plenamente integrados en dicho servicio.

 

Web de la asociación de profesional de agentes forestales de la Comunidad de Madrid

Ese día no fui el único en despistarme, en el refugio coincidimos con otro grupo que, al salir para continuar la ruta, estaban totalmente desorientados, y es que ellos pensaban que habían subido por esta ruta, cuando en realidad subieron por esta otra. Al querer continuar (estaban realizando la circular: San Rafael, Cueva Valiente, la Salamanca, Cabeza Lijar, collado de la Gasca, San Rafael) y entender que tenían que salir por el lado contrario por el que habían llegado, se encontraron que el camino les sacaba directamente hacia San Rafael, en vez de hacia la Salamanca. Bueno, o lo intuían, que al llegar, sin brújula, uno no sabia muy bien donde estaba.

En el caso de ese grupo, si alguien se hubiera caído por una placa de hielo (había muchas escondidas entre la nieve y un mal resbalón puede dar un susto), hubieran notificado el posible rescate en la ladera opuesta a la que estaban. Si el grupo de rescate sube a pie desde el carril más cercano, puede significar alagar el rescate varias horas (desplazarse donde no es, rastrear la zona, intentar averiguar donde están realmente, volver a desplazarse).

Un ejemplo muy peligroso que me viene a la mente es despistarse bajando desde el pico de Peñalara hacia Dos Hermanas. En ese caso, al salir de Peñalara, a mano izquierda tendremos las cornisas nevadas que dan a la laguna del mismo nombre. Si no tenemos visibilidad es posible que terminemos andando por encima de una cornisa que puede desprenderse y arrastrarnos.

Otro consejo que doy es que en caso de equivocarnos y no tener una rectificación clara (en mi caso solamente era ascender unas decenas de metros por una ladera sencilla) retroceder al último punto en el que sepamos que la ruta es la correcta. Si no conocemos la zona, a parte de dificultar las labores de rescate en caso de accidente por no saber definir donde nos encontramos, podemos meternos en una ratonera de difícil salida. El peor caso que he vivido al respecto fue hace unos 16 años en Peñalara: un grupo de scouts subieron sin el material apropiado (creían conocer la montaña de las numerosas subidas en otras estaciones y en esa época era relativamente normal encontrarte gente sin equipación en esa zona). La tarde se les vino encima y decidieron acortar, pero se equivocaron en la ruta. Se metieron en una ratonera sin salida, por un lado un barranco y el camino de regreso bloqueado, pues al caer el sol esa zona se convirtió en una ladera de hielo (perdieron incluso la opción de regresar al último punto conocido, en invierno puede pasar). Resultado: dos personas con la pierna rota y el resto sacados por tres grupos de montaña que estábamos en la zona (sobre todo gracias a un grupo de rescate de alta montaña de Pirineos que hicieron la parte más dura, tampoco recomiendo realizar rescates, siempre llamar a emergencias, en este caso es que el grupo ya estaba en la zona… de turismo). Y todo por tomar la senda que no es.

A si, y en primavera y verano encontrarme a gente a varios kilómetros de la zona en la que creen que están, de esos me he encontrado a patadas. Y los seteros en otoño, que se meten campo a través en Segovia y luego terminan en París (pero pensando que están en Marruecos), de esos también hay unos cuantos. Si me pongo a enumerar la gente sin material o con el material no apropiado, o metiéndose por donde no debe os dormís seguro.

Hay que pensar antes de salir, asegurarse y disfrutar de la montaña, y no jugársela. Se que esta entrada no tiene demasiado que ver con la fotografía, pero el conocimiento (y respeto) del medio en el que nos movemos es indispensable para los que nos gusta la fotografía de naturaleza.

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